Por Unknown sábado, 7 de marzo de 2015

La violación que deja de ser un acto sexual para convertirse en un acto de poder (Parte I)



“Durante mucho tiempo y aún en la actualidad, la violación se tomó como un derecho, el “jus primae noctis” o “derecho de pernada”, se difundió en el Medievo, no como un delito sino como la facultad o ganancia de disponer de las mujeres que son consideradas como propiedad de los señores feudales” (Olvera, 1987: 22 citado por Tzompantzi, 2007). En México, este derecho fue heredado por los españoles a los hacendados o caciques y consistía en reclamar a un peón a su servicio, que se casaba, el disfrutar sexualmente de la novia en la noche de bodas, antes que él.

Hasta finales del siglo XIX, la violación sexual era un crimen contra la propiedad de los hombres. Las mujeres después de una gran lucha, fueron reconocidas como ciudadanas, con derechos y capacidades. Desde entonces el atentado sexual es problema “supuestamente” femenino. Y es el único delito cuya prueba requiere, además de investigar los hechos, husmear en la historia íntima, pasada y presente de quien sufrió el daño. (Hercovich, 1997 citado por Tzompantzi, 2007).

Al parecer la violación en nuestro país es un caso fantasma, a pesar de que este crimen existe desde hace muchos años, la investigación, la información, la educación, la legislación y la atención insuficiente e inadecuada hace que se generen muchas dudas con respecto a este suceso creando mitos alrededor de la violación y revictimizando a la mujer que sufrió ese delito, haciéndola responsable tanto de la violación como de la prevención y la solución. El problema con la violación es que, aún en la actualidad se ve como un acto sexual motivado por las necesidades reprimidas de un individuo, pero como señala Groth y Birnbaum (1980), la violación es la expresión sexualizada del poder y la ira. La violación es un acto pseudosexual, complejo y multideterminado, pero que comprende temas de hostilidad (ira) y control (poder) más que de pasión (sexualidad).

La cultura patriarcal en la que vivimos cimienta el poder masculino en la represión de la sexualidad femenina y el sometimiento de las mujeres. Esta visión del mundo y de las relaciones entre las personas, favorece que algunos hombres consideren a las mujeres como su propiedad, incluida su sexualidad, que puede ser usada cuando ellos quieran. Así, el coito forzado se convierte en la reafirmación del poder,  la autoridad de los hombres y la represión de las mujeres (Rich, 1996: 4).

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres (INSP-SSA, 2006), 12.7% de las mujeres usuarias de los servicios de salud encuestadas mencionaron haber sufrido violencia sexual alguna vez en su vida. Existen marcadas diferencias en la prevalencia de la violencia sexual en el país, que reportan de sus diferentes estados, un rango que va desde 7.1% en Aguascalientes hasta 21.2% en Sinaloa. Jalisco, Colima, Durango, Estado de México, Nayarit, Michoacán, y Tabasco, los cuales  presentan mayor porcentaje de mujeres víctimas, ya que entre el 19.5% y el 15.5% de las mujeres han sufrido algún abuso sexual en algún momento de su vida.

En la Encuesta Nacional de Salud  Reproductiva (2003), del total de mujeres que fueron obligadas a tener relaciones sexuales, 13.7% mencionaron que esta situación ocurrió cuando eran menores de 10 años y el 65% entre los 10 y 20 años de edad.  Por otro lado, la Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres (INSP-SSA, 2003) señala que 7.6% de las mujeres entrevistadas reportaron haber sufrido abuso sexual antes de los 15 años, siendo el agresor casi siempre alguien conocido: el padre (7.2%), el padrastro (8.2%), algún otro familiar (hombre) (55.1%) o el novio (3.4%). De igual forma, no hay que olvidar que los niños y jóvenes junto con las mujeres son víctimas de abusos sexuales

En nuestro país la violación es un hecho más común de lo que se imagina y solo una pequeña parte de estas violaciones son denunciadas ante las autoridades.

Actualmente, la Dirección General de Política y Estadística Criminal del Distrito Federal nos dice que en promedio al día se presentan 1.4 averiguaciones previas del delito de violación. Cifra que parece no reflejar la realidad, ya que estudios del Secretariado de Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública nos dicen que durante el año 2012 se presentaron 843 comisiones de este delito en el Distrito Federal y 14, 050 a Nivel Nacional (Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, 2013).

Son raros los casos en que mujeres y niños recurren a la justicia para denunciar la violencia sexual, y cuándo lo hacen se les revictimiza, lo que quiere decir que las tratan con recelo, apatía y falta de respeto, además de que  los casos en donde se condena a los agresores, resultan pocos.

Aunque debe reconocerse que se ha avanzado en el campo de la atención a víctimas del este tipo de delito. Y es que “el interés por las víctimas se extiende cada día más y no parece ser simplemente una “moda” intelectual, sino que se ha convertido en un campo profesional y de conocimientos en expansión, que se agrupa bajo la etiqueta de la “victomología” (Echeburúa, 2010: pág 15).

Entre las instituciones especializadas en la atención de estos casos, figuran: En el Distrito Federal se encuentran:


  1. El Centro de Terapia de Apoyo a Víctimas de Delitos Sexuales en donde ofrecen atención psicológica, medica, trabajo social, asesoría y asistencia jurídica de forma gratuita. 
  2. La Dirección General de Atención a Víctimas del Delito la cual proporciona orientación y asesoría jurídica a las víctimas y ofendidos del delito en el orden federal, promueve que se garantice y haga efectiva la reparación del daño e interviene para que se les proporcione atención médica, psicológica y asistencial, mediante programas y acciones específicas, de manera directa o en colaboración con las unidades administrativas de la propia institución, así como con organismos públicos federales, estatales, municipales y organizaciones de la sociedad civil.
  3. El Centro de Apoyo Sociojurídico a Víctimas de Delito Violento brinda a las personas apoyo terapéutico, de trabajo social, acompañamiento, asesoramiento y tiene especialidad en atender a víctimas de secuestro y de tortura. 


No cabe duda que la creación de estas instancias significan un paso gigantesco en el mejoramiento de la atención a víctimas, pero aún queda mucho camino por recorrer, pues se necesita formar especialistas en la materia, seguir fomentando en la sociedad la conciencia de denunciar los delito y la confianza en las autoridades; finalmente, vale la pena resaltar que aunque se logren formar teóricamente a los especialistas necesarios, estos tienen que tener sensibilidad y empatía hacia las personas que llegaran a solicitar los servicios, pues lo que tienen que encontrar es un ambiente reconfortante, en el cual puedan sentirse  seguros y seguras, en confianza para poder hablar de un hecho tan traumático y romper así el ciclo  no la revictimización que se vive en la actualidad.

Referencias


ResearchBlogging.org
Tzompantzi, M. (2007). La opinión de los hombres con respecto al fenómeno de la violación sexual de las mujeres. (Tesis de Licenciatura) Universidad   Nacional Autónoma de México.

Instituto Nacional de Salud Pública, & Secretaría de Salud (2003). Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres 2003 ENVIM Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres 2003 ENVIM

Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. (2013). Incidencia Delictiva del Fuero Común 2012. Recuperado  de : http://www.secretariadoejecutivosnsp.gob.mx/work/
models/SecretariadoEjecutivo/Resource/131/1/images/CIEISP2012_DICIEMBRE_200213.pdf.

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