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¿Prevenir el consumo de alcohol previene la violencia?
Para la gente que está involucrada en la prevención de la violencia y la delincuencia el vínculo entre el alcohol y la violencia es bastante claro, generalmente lo damos por un hecho. Pero ¿Alguna vez nos hemos puesto a buscar información científicamente validada que confirme este vínculo? Si nunca lo han hecho, el día de hoy hablaré un poco sobre ello.
Ciertamente el vínculo entre el consumo (y abuso) del alcohol está relacionado con la violencia. De hecho, hace no mucho tiempo Sarah Roberts y sus colegas (2015) publicaron un jocoso artículo donde relacionaban ciertas marcas de bebidas alcohólicas con comportamientos violentos como peleas y lesiones. Mediante regresión logística, pudieron determinar cuáles marcas de bebidas alcohólicas hacían más propensos a sus consumidores de involucrarse en pelas físicas y lesiones. Se encontró por ejemplo, que marca Everclear 190 aumenta hasta 6.6 veces este riesgo, los Coñac Hennessy hasta 4.8 veces, Jack Daniels 3.7 veces, y Bacardi, Vodka Absolut en más de 2 veces. Incluso algunos investigadores creen que la relación entre el alcohol y la agresión es tan fuerte, que el mero hecho de pensar en el alcohol o estar expuesto a contenido relacionado a él puede aumentar la agresión. Ésta hipótesis fue abordada por Baptiste Subra y sus colaboradores (2010) en un par de estudios experimentales donde se concluyó que el mero hecho de pensar o estar expuesto a contenido relacionado con el alcohol efectivamente aumenta los pensamientos y actitudes pro-agresivas.
Y es que la relación entre el alcohol y la violencia va más allá de un simple problema a nivel individual, sino que su impacto a nivel social y comunitario también está bien establecido. Marie Crandall y su grupo de investigación (2015) encontró que existe una relación geográfica entre el alcohol y las peleas con armas de fuego en Chicago. Encontró que, que una gran presencia de establecimientos está altamente relacionada con los tiroteos, pero únicamente en barrios donde hay existencia situaciones adversas y vulnerabilidad, es decir, barrios pobres y marginados.
Si lo anterior pasa en Chicago, ¿Qué pasa en nuestra localidad donde hay zonas marcadamente marginadas? ¿Qué tanta prevalencia hay establecimientos que venden bebidas alcohólicas en esas zonas? Rápidamente, haciendo uso de las bases de datos del INEGI, hice un breve pero informativo análisis geográfico de los establecimientos que venden alcohol y el grado de marginación en la ciudad de Mérida. La primera variable la obtuve del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE) buscando establecimientos que venden alcohol, cerveza y licores al menudeo. La segunda variable, mediante el Sistema para la Consulta de Información Censal (SCINCE), donde en sus indicadores relativos provee el grado de marginación proporcionado por el CONAPO a nivel AGEB. Y tal como puede ver en la figura de abajo, pareciera que en aquellas zonas donde hay más marginación (más rojo indica mayor marginación) existe una mayor concentración de establecimientos que venden bebidas alcohólicas. Y de hecho, se puede apreciar grandes índices de marginación y de establecimientos que venden bebidas alcohólicas en la zona sur de la ciudad. Igualmente, el oriente, lo que muchas académicos locales han llamado “el nuevo sur”, también tiene ambas variables.
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Mapa 1. Relación espacial entre los establecimientos de venta de bebidas alcohólicas y la marginación en Mérida. |
Entonces, si la relación entre el alcohol y la violencia está más que estudiada, y podemos observar que en nuestra localidad existen focos rojos donde interactúan la venta de bebidas alcohólicas y la marginación, ¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Qué se ha hecho en otros lugares? ¿Cómo podemos prevenir la violencia a partir de prevenir el uso del alcohol? Nuevamente la ciencia tiene la respuesta: La Organización Mundial de la Salud publicó en 2012 un documento donde explora intervenciones basadas en evidencia científica para prevenir la violencia, donde uno de sus ejes es precisamente ello: prevenir el uso del alcohol para prevenir la violencia. En ello, se discuten algunas aproximaciones que han demostrado ser exitosas:
Regular la disponibilidad del alcohol. Donde se abordan medidas para controlar la venta de alcohol, tales como el horario o el número de establecimientos. Ejemplo de ello es el caso de Brasil, donde se observó que el 60% de los asesinatos y el 45% de las quejas presentadas por violencia contra las mujeres se producían entre las 23:00 y 6:00 hrs. Y muchos de estos problemas ocurrían en zonas con altas concentraciones de establecimientos que vendían alcohol. En respuesta a ello, se implementó una ley donde se prohibía la venta de alcohol después de las 23:00 hrs. El resultado, analizado mediante análisis de series de tiempo, concluyó que los homicidios disminuyeron en un 44%.
Aumento del precio del alcohol. Donde el aumento del precio del alcohol restringe su uso. Y es que el precio del alcohol es un gran determinante en su adquisición. Algunos centavos podrían incidir en disminuir notablemente algunos tipos de violencia. Ejemplo de ello, es que durante 1992 y 1997 en Australia se aplicó un impuesto a la venta de bebidas alcohólicas. Posterior a la supresión del impuesto, los accidentes de tránsito, agresiones, suicidios, ahogamientos y caídas aumentaron considerablemente. Los estudios encontraron que el impuesto, disminuía el consumo nocivo de alcohol (especialmente en hombres) en un 36.6%.
Intervenciones comunitarias para mejorar los ambientes en los que se consume alcohol. Dónde incorporan una serie de medidas para movilizar recursos de la comunidad, promover la venta responsable al por menor, mejorar el confort y diseño de los establecimientos en los que se consume alcohol y aplicar estrictamente la legislación relativa al alcohol. En un exitoso programa llevado a cabo en Suecia, tanto autoridades nacionales, municipales y dueños de establecimientos que vendían bebidas alcohólicas formaron parte de un programa donde se capacitó a sus empleados, se agudizaron las normas para otorgar licencias, y se fomentó una mejor política en dichos establecimientos. El resultado, los delitos violentos disminuyeron en un 29% durante la aplicación del programa, lo que supuso un ahorro de €39 por cada euro que se invirtió.
En síntesis, podemos observar que ya identificado el problema del consumo del alcohol y su relación con la violencia, podemos incidir en ésta última al prevenir el consumo y abuso del alcohol. Los programas exitosos sugieren que este enfoque debería ser considerado con muchísima más importancia de que se da en la actualidad en nuestro país. Los sistemas de otorgamiento de licencia para establecimientos que venden alcohol deben ser más rigurosos, y deben estar más regularizados para evitar disponer de zonas con altas concentraciones de estos comercios. Los programas de prevención de uso de sustancias en niños y jóvenes deben realizarse desde temprana edad, siguiendo modelos exitosos y bien fundamentados. Y finalmente, programas y acciones como aplicaciones y cuentas de twitter que adviertan de retenes contra el uso de alcohol deberían ser igualmente sancionados, pues las autoridades no buscan hacer un daño con estos programas, sino prevenirlos. Así que en general, tenemos una gran tarea pendiente para prevenir la violencia, pero gracias a la ciencia, cada vez tenemos más y mejor información sobre cómo abordarlo. Así que si usted se dedica a la invaluable profesión de prevenir la violencia, en crear programas de prevención, en educar a jóvenes o en hacer propuestas a algún político o diputado conocido, no dude en compartir la información que el día de hoy les compartí, pues no solo es una tarea pendiente, sino es una tarea que la ciencia nos dice que va a funcionar.
Referencias

Subra, B., Muller, D., Begue, L., Bushman, B., & Delmas, F. (2010). Automatic Effects of Alcohol and Aggressive Cues on Aggressive Thoughts and Behaviors Personality and Social Psychology Bulletin, 36 (8), 1052-1057 DOI: 10.1177/0146167210374725
Crandall, M., Kucybala, K., Behrens, J., Schwulst, S., & Esposito, T. (2015). Geographic association of liquor licenses and gunshot wounds in Chicago The American Journal of Surgery DOI: 10.1016/j.amjsurg.2014.09.043
Organización Mundial de la Salud. (2012). Prevención de la Violencia: La Evidencia. Texas: OMS.
sábado, 6 de junio de 2015
Por Julio Vega
Reeducar a los Hombres que Ejercen Violencia: ¿Realmente funciona?
La violencia hacia la mujer es una problemática social que afecta a mujeres alrededor de todo el mundo. Especialmente, la violencia hacia la pareja, suele ser una de sus manifestaciones con mayor frecuencia; sólo en México, en 2011, el 47% de las mujeres de 15 años y más sufrieron algún episodio de violencia por parte de su pareja (INEGI, 2013). Este problema está considerado como el principal obstáculo para lograr la igualdad de género, y su erradicación, sigue siendo uno de los desafíos más importantes de nuestra época.
Desde el surgimiento de la lucha por la disminución de la violencia hacia la mujer, los programas de prevención y atención estuvieron centrados en la víctima. Es recientemente, hace unos 10 años aproximadamente, que las miradas empezaron a enfocarse en el origen real del problema, en aquellos que ejercen las acciones violentas: lo hombres. A lo largo de todo este tiempo, se han desarrollado programas para su reeducación con diferentes enfoques, perspectivas y metodologías como una estrategia novedosa para la erradicación de las desigualdades de género, pero cuya efectividad, hasta el día de hoy, ha sido cuestionada.
Debido al estado de la efectividad de estas acciones, Espinosa, Giménez-Salinas, y Pérez (2013), realizaron una evaluación a un programa penitenciario de reeducación de hombres condenados por violencia hacia la pareja aplicado en varios estados europeos. El estudio se realizó con un grupo experimental y un grupo control, la muestra experimental estuvo compuesta por 635 participantes y el grupo control por 135 personas. Se aplicaron alrededor de 10 instrumentos pre y post tratamiento que medían diferentes variables relacionadas a la violencia de pareja. Posteriormente, se realizó un análisis del grupo experimental por separado y fue comparado con los resultados del grupo control (se redujo la muestra experimental a un número proporcional y con características homogéneas al grupo control para su comparación).
Estos son las áreas con mejorías significativas del grupo experimental por separado (efectividad del programa).
- Atribución de responsabilidad. Los resultados indicaron niveles significativos de cambios después del tratamiento en el sentido de un mayor reconocimiento del delito y de la propia responsabilidad en el mismo.
- Sistema de creencias. Los participantes mostraron significativamente menos pensamientos sexistas. Se observaron cambios en la disminución de los pensamientos y las manifestaciones hostiles sobre la supuesta inferioridad de la mujer. Así mismo, los celos patológicos mostraron una clara disminución.
- Abuso emocional. Los análisis mostraron una disminución significativa en el control excesivo, la indiferencia hostil y las estrategias de dominación e intimidación de los hombres sobre la pareja.
- Resolución de conflictos. Los hombres que participaron en el programa aumentaron significativamente sus estrategias de negociación al resolver conflictos de pareja y disminuyeron sus estrategias de agresión psicológica y lesiones.
- Ira. Los datos mostraron que los hombres exteriorizan menos su ira y son capaces de controlarla en mayor medida y por consiguiente, la expresan de forma menos hostil hacia los demás.
- Personalidad. Los hombres del programa mostraron significativamente menor impulsividad y temeridad y una mayor empatía.
Estos resultados sobre la efectividad del programa fueron complementados con el análisis de la comparación entre el grupo experimental y el grupo control, para comprobar que los resultados anteriores no se debieron al azar y sí, por el tratamiento. Se encontró una relación significativa con las siguientes variables.
- Atribución de la responsabilidad
- Sistema de creencias sexistas.
- Impulsividad
Adicionalmente se encontraron diferencias (aunque no estadísticamente significativas) es las variables de abuso emocional y control y expresión de la ira.
En conclusión, se puede observar que los programas de reeducación de hombres que ejercen violencia hacia su pareja pueden ser significativamente eficaces, siempre que se realice con una metodología sistematizada.

Este trabajo con hombres desde lo individual es importante, pero, evidentemente, es insuficiente. Es necesario que los sistemas sociales, políticos y económicos contemplen cuestiones de género y que la política pública se incluya la prevención, atención y erradicación de la violencia de familiar, doméstica y de género como un eje importante. Solo así las acciones individuales tendrán una repercusión a nivel comunitario.
Referencias

sábado, 28 de febrero de 2015
Por Unknown
La violencia, ¿Problema mundial de Salud Pública?
Muchos hemos leído y escuchado en los textos gubernamentales y de asociaciones civiles que la violencia es considerada un problema de salud pública, pero ¿Qué significa esto? ¿Por qué debe considerarse así, y no un problema de seguridad pública?

considerarse como un problema de salud pública.
Pero, ¿Qué significa esto? El objetivo de esta reseña es exponer porque la OPS ha considerado el fenómeno de la violencia como un tema relevante para la salud y porque debe ser considerado un problema de salud pública, más que de seguridad.
El informe se sustenta en datos basados en evidencia científica, que ayuda al entendimiento del fenómeno de la violencia que se relaciona a múltiples factores. Plantean la definición y tipología de la violencia, para sistematizar la producción de información con respecto al problema, así como también, brindar al lector un foco de atención sobre los factores que pueden ser estudiados para plantear acciones de prevención.
Los puntos centrales a considerar son:
- El modelo de Salud Pública empezó a cobrar importancia en los años 80 como una herramienta útil en respuesta a la violencia. Visibiliza la violencia como un problema que debe ser atendido interdisciplinariamente ayudado de la medicina, la epidemiología, la sociología, psicología, criminología, pedagogía y economía.
- Pone de manifiesto 4 pasos fundamentales para utilizar el enfoque de Salud Pública:
- La violencia se puede definir como la acción de intencionalidad, fuerza, poder físico en hecho o amenaza contra uno mismo, otra persona, grupo o comunidad, que cause o tenga probabilidades de causar lesiones, muerte, daño psicológico, trastornos de desarrollo y privaciones. Esta definición hace hincapié en la intencionalidad y en el factor social y de aprendizaje que caracteriza a la violencia.
- El modelo ecológico está relacionado con el enfoque de Salud Pública; con él, se busca identificar los factores que inciden en la probabilidad de que existan comportamientos violentos, entre ellos están: factores individuales, relacionales, sociales, culturales y ambientales. En la medida que se analice la importancia de estos factores y cómo se vinculan entre sí en los diversos tipos de violencia, se podrán crear acciones preventivas más efectivas.
En conclusión, el informe aborda el problema de la violencia como un fenómeno mundial que atenta contra la salud y el bienestar de las personas. En México, la violencia se ha convertido en una de las principales causas de muerte, heridas y lesiones tanto momentáneas como permanentes, las cuales dejan a la víctima incapacitada para realizar funciones que permitan su pleno desarrollo , incluso de supervivencia, afectando así todas las esferas vitales del individuo. Es por ello, que la violencia debería entenderse como un problema de salud pública, porque además de las secuelas físicas y psicológicas en las victimas, además tiene secuelas macroeconómicas, debido a que el costo de salud se ha elevado a partir del aumento de los casos.
Para entender la violencia, la OPS propone que si es visto desde un modelo de Salud Pública, se podrían establecer propuestas concretas que busquen mejorar la calidad de vida de las personas, el bienestar y por lo tanto la salud física y mental. Si es visto como un problema de salud, se podrían hacer aproximaciones al fenómeno desde los 4 pasos antes mencionados, atendiendo la problemática desde la investigación, la atención y la prevención.
Se considera importarte invertir menos en acciones reactivas (compra de patrullas, armas, entre otros) e invertir más en prevención considerando que el sector de salud podría utilizar el dinero asignado para que las víctimas de la violencia también tengan una atención integral e incluso puedan acceder a programas de prevención. Es en el sector de salud donde se atienden a las víctimas en primera instancia, incluso más que aquellas que llegan a denunciar a los Ministerios Públicos.
Es indispensable, que además de la OPS y la OMS, otras instituciones gubernamentales y no gubernamentales den cuenta de sus experiencias en la prevención e intervención de la violencia en cualquiera de sus manifestaciones.
El texto brinda ejemplos sobre esas experiencias exitosas en cuanto a prevención de la violencia, lo que ayuda a comprender como en otros países, que se han visto azotados por el elevado índice de homicidios y hechos violentos, han podido reducir los casos y atender a la población de manera integral.
Referencia
