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¿Y qué papel juega la psicología positiva contra la violencia?: Una pauta de acción para contrarrestar la violencia y promover el bienestar
¿Y qué
papel juega la psicología positiva contra la violencia?: Una pauta de acción para contrarrestar la violencia y promover el
bienestar

En este sentido, la
psicología positiva que puede ser definida como el estudio científico del funcionamiento
óptimo humano (Seligman y Csikszentmihalyi 2000) juega hoy un papel muy
importante en la promoción de la salud y el bienestar y por lo tanto en la
prevención de fenómenos sociales como la violencia.
Pero ¿Qué es la violencia?
¿Qué la causa? Y ¿Cómo prevenirla? Estas son preguntas difíciles de contestar
contundentemente pues la violencia es un fenómeno que ha sido estudiado y puede
ser analizado desde muchas perspectivas. La violencia que puede ser definida
como cualquier acción o inacción que tiene como finalidad causar daño (físico o
no) a otro ser humano (J. Sanmartin,
2000), es una realidad que puede observarse hoy día en diversos escenarios y
contextos; desde la violencia intrafamiliar, la violencia escolar, la violencia
de género, hasta los actos terroristas y las guerras, son sólo algunos ejemplos
que nos dicen que la violencia es un fenómeno social complejo que ocurre en muchos ámbitos en el mundo y nuestra sociedad.
Sin embargo, en un análisis conceptual, algunos
autores optan por diferenciar a la violencia de la agresividad el cual
es otro concepto objeto de estudio y debate en psicología.
En este sentido J.
Sanmartin (2000) considera que si bien la agresividad es una caracteristica
innata en el ser humano esto no significa que su manifestación sea siempre
inevitable y por lo tanto justificada por cuestiones biológicas. En otras
palabras el ser humano es agresivo por naturaleza pero puede ser violento o
pacifico dependiendo del contexto cultural en el que se desenvuelva (Alfonso
Varea y Castellanos Delgado, 2006). Está visión
sobre la violencia es más optimista puesto que por un lado permite considerar a
este fenómeno como algo ampliamente evitable (prevenible), y por otro, culturalmente
aceptable o inadmisible (aprendido/condicionado).
Con base en lo anterior, es
posible asegurar que existen vías para prevenir la violencia y por otra parte
inculcar que la violencia no es el camino. Ahora, ¿Qué podemos hacer como
sociedad para conseguir el objetivo anterior? ¿Qué puede hacer la psicología al
respecto? y ¿Qué papel juega la psicología positiva en todo esto? Siendo la
psicología la ciencia dedicada al estudio del comportamiento humano, tiene
mucho que aportar en términos de comprender los factores involucrados en la violencia,
atender a las víctimas de este fenómeno y generar campañas para reducir y
romper con el circulo de la violencia, sin embargo, la psicología no sólo
debería quedarse con la mera ausencia o inexistencia de la violencia sino
también debería ocuparse de la promoción de la paz y el bienestar. Y es que
como se ha mencionado anteriormente, un aspecto ignorado por mucho tiempo por
la psicología ha sido el de cultivar las fortalezas y promover el desarrollo
del potencial humano (Park, 2004). Este papel que ahora asume la psicología
positiva de manera científica, aunque directamente no lo parezca puede hacer
mucho para fomentar espacios y ambientes libres de violencia pero sobre todo
para hacer de la paz una fortaleza y cualidad de la sociedad.
Los cómos de la psicología positiva para abordar la
violencia, promover la paz y el bienestar
Pero ¿Cómo puede la
psicología positiva y el bienestar promover la paz e incluso ayudarnos a
combatir la violencia?
Una vez pronunciada la
psicología positiva como área digna de estudio, sus principales impulsores
Seligman y Csikszentmihalyi (2000) establecieron tres centros de trabajo para
estudiar y entender mejor que factores influyen en el desarrollo de una vida
plena, estos son: 1) Las experiencias positivas (emociones positivas,
experiencias de flow, felicidad); 2) Los rasgos individuales positivos (fortalezas
de carácter, talentos, valores) y; 3) Las instituciones positivas (escuelas,
familias, comunidades). A la postre, Seligman (2009) agregó a estos ejes de
trabajo una nueva vía: 4) Las relaciones interpersonales positivas (amigos,
matrimonios, compañeros). La lógica detrás de estas áreas de estudio es que las
instituciones positivas favorecen el establecimiento de relaciones positivas, y
estas a su vez favorecen el desarrollo de los rasgos positivos y al mismo
tiempo posibilitan las experiencias positivas (Park, Peterson y Seligman, 2004).
A continuación se describe
de manera breve cómo estas cuatro variables pueden ayudarnos a enfrentar el
tema de la violencia, promover la cultura de la paz y potenciar el bienestar.
Experiencias positivas
Estudios señalan que los
efectos de sentirnos bien o experimentar emociones positivas resultan en volvernos
más generosos, altruistas, ser más creativos, benevolentes con los demás y con
nosotros mismos (Aspinwall, 2001; Fredrickson, 2001; Vázquez y Hervás 2009). La construcción de estos recursos
personales, que incluyen aspectos cognitivo-conductuales, psicológicos y
sociales pueden explicarse a través de la teoría
de la ampliación y la construcción propuesta por Fredrickson (2001), la cual postula que las emociones
positivas (al contrario que las emociones negativas) amplían momentáneamente
nuestros repertorios de
pensamiento-acción lo que favorece el surgimiento de ideas y acciones
creativas y novedosas, y el establecimiento de vínculos sociales. Esta nueva
apertura cognitiva y conductual con el paso del tiempo termina a su vez por
construir recursos personales duraderos que sirven después para la
supervivencia y enfrentarse de manera más efectiva y positiva a la vida. Es decir, al fomentar las emociones positivas, no
sólo promovemos el bienestar sino también construimos recursos personales para
una convivencia más pacífica y sana.
Rasgos positivos
Por otro lado, Seligman y Peterson (2004) en
un intento por establecer un sistema de clasificación de cualidades o “rasgos
positivos” que sean la contraparte del Manual Diagnostico y Estadístico de los
Trastornos Mentales o DSM por sus siglas en inglés, desarrollaron investigación
que tomó aportes de la filosofía, las religiones y diversas culturas para su
realización. El resultado, arrojó un total de 24 fortalezas de carácter,
agrupadas en 6 virtudes. Dichas fortalezas se
caracterizan por: (1) Ser valoradas en todas las culturas; (2) Ser un fin y no
un medio en sí mismas y; (3) Pueden ser adquiridas. Entre dichas fortalezas se
encuentran la humildad, la amabilidad, la prudencia, el autocontrol, el perdón
y el altruismo, las cuales se han relacionado con una reducción de la violencia
y baja externalización de la agresividad (Cohrs, Christie, White y Das,
2013; Giménez, Vázquez y Hervás, 2010; Tweed,
Bhatt, Dooley, Spindler, Douglas y Viljoen, 2011). Asimismo, de manera general
se ha encontrado evidencia que señala que “un buen carácter” o la presencia de
estas fortalezas personales se relacionan con un menor índice de conductas de
riesgo (tabaquismo, abuso de sustancias), psicopatologías y disminución de la
violencia (Park, 2004) mientras que virtudes como la trascendencia y la
templanza podrían fomentar la paz (Peterson y Seligman, 2004). Así pues, las
fortalezas de carácter además de servir para resolver problemas (Park, Peterson
y Seligman, 2004) que se asocian a un malestar social, también podrían
contribuir al bienestar
y la paz.
Las
instituciones sociales como la familia, la escuela y la comunidad como tal
pueden jugar tanto el papel de factores de riesgo como factores de protección ante
la violencia (Moore, Stratford, Caal, Hanson, Hickman, Temkin, Schmitz,
Thompson, Horton y Shaw, 2014;
Lösel y Farrington, 2012); es decir mientras estas instituciones pueden
incrementar su probabilidad también pueden reducirla (Lösel y Farrington, 2012). Por esta razón es
que trabajar para construir y promover instituciones más sanas y positivas no
es sólo cuestión de bienestar sino también una manera de prevenir fenómenos
como la violencia.
Sin embargo, cabe aclarar que en línea con el
objetivo de la psicología positiva la meta no quedaría en mitigar o nulificar
la violencia sino ir más allá de ella y trabajar por la construcción de
cualidades como la armonía, la empatía y la humanidad (Cohrs,
Christie, White y Das, 2013). Y es que son estas estructuras sociales las que a
nivel individual puede ayudar a prevenir
el comportamiento violento pero también enseñar la cultura de la paz.
Relaciones positivas
Sin duda, una de las más grandes aportaciones
de la psicología positiva al estudio del bienestar y la felicidad, es el hecho
de que las relaciones positivas son un factor clave para tener una vida buena y
una vida con sentido (Waldinger, 2016). Del
mismo modo, también existe evidencia que respalda que los vínculos positivos
pueden fungir como factores protectores contra violencia y a su vez se
correlacionan negativamente con factores de riesgo asociados a ella, tales como
el abuso de alcohol y el abuso de sustancias (Haase
y Pratschke, 2010; Moore, et al., 2014). Así también, como podrá suponerse,
las personas que mantienen relaciones interpersonales positivas poseen una serie
de habilidades que los distingue, tales como la empatía, la resolución de
conflictos y la capacidad de negociación (Wied, Branje y Meeus, 2017), las
cuales podrían fomentarse en otros grupos para el establecimiento de relaciones
más sanas y positivas. En esta la misma línea, la evidencia sugiere que los
factores de protección son tan importantes como los factores de riesgo puesto
que si bien estos últimos tienen un impacto en la reducción con la violencia
(Moore, et al., 2014), los primeros como en el caso de las relaciones positivas
favorecen ambientes de armonía, tolerancia y de paz (Cohrs, Christie, White y
Das, 2013), incompatibles con la violencia.
Y que pude ofrecer la psicología positiva cuando la violencia
se ha presentado
Indudablemente, la
psicología positiva no solo se enfoca en emociones y experiencias como la
alegría, la felicidad y el bienestar y pasa por alto el hecho de que en el
mundo y en nuestra sociedad existen personas que han atravesado por situaciones
de violencia.
Ante el dolor y el
sufrimiento humano, la psicología positiva también ofrece recursos para
superarlos y florecer. Entre estas estrategias o recursos psicológicos positivos
se encuentran, la espiritualidad, la resiliencia, el crecimiento postraumático,
la vida con sentido y significado, las emociones positivas, las relaciones
positivas, el optimismo, la reevaluación positiva, la fe, la esperanza y el
amor, las cuales han demostrado por un lado amortiguar los efectos producidos
por el estrés y por otro dar un sentido diferente a las experiencias dolorosas
y traumáticas para ser utilizadas de manera positiva para el crecimiento
personal (Fredrickson 2001; Joseph, 2009; Park, Peterson y Sun, 2013; Seligman y Peterson 2004). Asimismo, estas experiencias, rasgos y
características positivas tienen la capacidad de incrementar y promover la
salud y el bienestar lo cual no equivale a la mera ausencia de problemas o
enfermedad (OMS, 1947).
Conclusiones
La violencia es un fenómeno
social complejo y de salud pública que tomando en cuenta un modelo ecológico
involucra tanto factores individuales, como interpersonales, comunitarios y
sociales (Reilly y Gravdal, 2012). Asimismo altos niveles de violencia en
algunos países comparado con otros sugieren que existen creencias, valores y
políticas que subyacen a una cultura de la violencia (Moore, et al., 2014) lo cual también indica
que existen distintos factores involucrados. Estos
factores pueden tanto incrementar la probabilidad de violencia (factores de
riesgo) como reducirla o incluso prevenirla antes de que aparezca (factores de
protección). Asimismo existe evidencia que señala que la probabilidad de
violencia disminuye conforme el número de factores de protección aumenta (Lösel
y Farrington, 2012). Estos factores de protección para la psicología positiva
tendrían que ver con cultivar y promover aspectos tales como las emociones
positivas, los rasgos positivos, las relaciones positivas y las instituciones
positivas las cuales contemplarían las variables señalas por el modelo
ecológico. Sin embargo, tomando en cuenta el modelo del déficit predominante en
psicología estos factores de protección y promoción de la salud estarían siendo
ignorados. En este
sentido el presente análisis pretende no sólo prestar atención a los factores
que pueden reducir la violencia desde la prevención sino también a aquellos que
pueden ayudar a erradicarla a través de la promoción del bienestar y una
cultura de la paz.
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domingo, 13 de mayo de 2018
Por Marisol Perez
Reseña del Espacio: La confidencialidad en el trabajo con adolescentes
El pasado 28 de mayo se llevó a cabo el 1er. Espacio para el Análisis Crítico de la Psicología en las instalaciones de Foco Rojo. Nuestro evento que tiene la finalidad de generar un espacio periódico para que profesionales, estudiantes de psicología y de otras ciencias afines, conozcan los avances de la psicología basada en evidencia, a través de análisis crítico de artículos científicos y trabajos de investigación, abordó en su edición pasada el tema de “La confidencialidad en el trabajo con adolescente”.
Espacio para el Análisis Crítico de la Psicología
Objetivo
Generar un espacio periódico para que profesionales, estudiantes de psicología y de otras ciencias afines, conozcan los avances de la psicología basada en evidencia, a través de análisis crítico de artículos científicos y trabajos de investigación.Dinámica de los espacios
El evento consistirá en la discusión a modo de foro abierto del tema en cuestión con la siguiente dinámica:- Previo a la asistencia se recomienda a los participantes leer al menos uno de los artículos que se comparten para enriquecer la discusión.
- El evento iniciará con la exposición del tema, que durará aproximadamente 15 minutos.
- Posteriormente se realizará la discusión entre los asistentes durante un espacio de 30 minutos.
- Se resumirá las posturas abordadas y se llegarán a conclusiones.
- Se sugerirán temáticas para las próximas sesiones de los espacios.
El espacio se repetirá de forma periódica con la intención de abordar nuevas temáticas en cada sesión.
Tema del Mes:
"La Confidencialidad en el Trabajo con Adolescentes"
Fecha: Sábado 28 de Mayo de 2016
Hora: 17:00 hrs.
Precio: Evento Gratuito
Lugar: Instalaciones de Foco Rojo: Centro de Psicología Aplicada
Calle 47 No. 506 por 62 y 64 Centro. Barrio de Santa Ana.
CP. 97000, Mérida, Yucatán, México.
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La Psicología como Ciencia: Un recorrido por su desarrollo
La frase “psicología y ciencia” suele causar gran controversia, pues existen diversas posturas y opiniones sobre el valor que tiene la psicología como ciencia. Por lo que es conveniente, poder entender del tema y generar nuestra propia opinión, para esto es conveniente realizar un breve recorrido histórico de la psicología y de sus características como ciencia.
Históricamente existen dos paradigmas contrarios sobre la consideración o no, de la psicología como ciencia;, por una parte, los que la consideran una ciencia es debido a su método científico, mientras que por otro lado, la postura de los positivistas tiende a desvalorizar a la psicología, por tratarse de una disciplina cuyo objeto de estudio es muy amplio y difícil de someter a una comprobación empírica.
Pero ¿Cuál ha sido el desarrollo histórico de la psicología? Y ¿cómo se percibe en diferentes regiones?.
Recordemos que el desarrollo de la psicología comienza en Estados Unidos con estudios sobre la inteligencia y el desarrollo intelectual de los niños, dando paso al auge de los psicoterapeutas, mismos que tuvieron que ganarse su lugar para ser diferenciados de los psiquiatras, como ocurre hasta la actualidad. En 1920, la psicología comenzaba a ejercerse por personas que no tenían formación en el área, dando origen a las malas prácticas y como consecuencia a los programas de certificación. De esta forma durante la segunda guerra mundial la psicología comienza a posicionarse en el área de reclutamiento y examinación de los soldados por personal certificado en el área. Al final de la guerra, la psicología comienza a involucrándose en el área escolar, laboral, clínica, generando competencia con otros profesionales y como consecuencia, los psicólogos tuvieron que delimitar las funciones de su profesión (Cautin, Freedheim y Deleon, 2012).
En contraste en América Latina ha sido más lento el desarrollo, iniciando en la mitad del siglo pasado con los primeros programas de entrenamiento profesional en 1947 y 19848 (Ardilla 2004). Así el camino de la psicología en América Latina se orienta la investigación de problemas relacionados con el desarrollo social, enfatizando en trabajos prácticos que solucionen problemas del contexto social del momento, de igual forma los psicólogos latinoamericanos buscan entender al hombre, describirlo, comprenderlo y explicarlo (Ardilla 2004).
Así en el siglo XX la investigación en América Latina se centró en la psicometría., en la actualidad el campo de investigación de la psicología es amplio, incluyendo las áreas menos tradicionales como psicología jurídica, psicología de la salud, psicología deportiva, psicología ecológica y ambiental, (Ardila, 2004).
Con este breve recuento, se observa como el desarrollo de la psicología ha ido a la par con el contexto histórico y cultural, ya que se observa la diferencia del desarrollo en Estados Unidos y América Latina, en cada uno atendido a necesidades propias del contexto.
Partiendo de la idea que en la psicología se hace investigación, esta entraría dentro de la clasificación de las ciencias sociales, existiendo tres métodos principales para generar investigaciones: el método cuantitativo, cualitativo y mixto. Todos comparten los pasos básicos del método científico (Hernández Sampieri, Fernández-Collado, y Baptista Lucio, 2010; Lafuente Ibañez y Marin Egoscozábal, 2008), sin embargo, aquí surge la controversia, pues aunque cuenta con un método cientifico, el objeto de estudio en las ciencias sociales es el ser humano, e incluye factores subjetivos difíciles de investigar con el paradigma positivista, por lo que las ciencias sociales se han vinculado tradicionalmente con la metodología cualitativa (Ballesteros y García,1995).
Debido a lo anterior una forma de contribuir al desarrollo y fortalecimiento de la psicología como ciencia, es formar profesionales que sepan hacer investigación científica de forma adecuada, iniciando desde definir adecuadamente el objetivo y objeto de estudio para elegir la metodología adecuada. En este aspecto resulta importante la elección de la metodología, pues de esta forma se estaría contribuyendo a generar investigaciones de calidad que contribuyan al desarrollo de la psicología y a disminuir las malas prácticas.
Retomando la importancia del objeto de estudio de la psicología, resulta importante recalcar que al trabajar con personas en las investigaciones además de tener un sustento metodológico adecuado, deben regirse por principios éticos.
Tal como propone Sánchez Vázquez (2008), “El psicólogo al encontrarse en una relación asimétrica con las personas que atiende, es su responsabilidad el cuidado de esta relación, el psicólogo como profesional en el área debe equilibrar la relación con las personas que atiende siempre guiándose por el digno trato a las personas”.
Para esta guía ética de la profesión, La American Psychological Association (2010), señala que los códigos éticos que rigen la actividad de los psicólogos, deben aplicarse en todo momento, en las actividades que forman parte de su rol científico, educativo y en el ejercicio profesional.
En México cumpliendo con lo propuesto por la American Psychological Association, surge el Código ético del psicólogo, que tiene las siguientes características: a)Garantizar la protección de los usuarios del servicio de psicólogos, b) vincular explícitamente las normas que prescriba con principios generales, c)apoyar a la mayoría de las áreas de aplicación de la psicología, d) ofrecer apoyo al psicólogo tanto en la toma de decisiones como para educar a terceros (Sociedad Mexicana de Psicología, 2009).
Bajo la misma línea de ideas en Yucatán el Colegio de Psicólogos de Yucatán A.C (2010) recomienda que la labor profesional del psicológo se rija por principios éticos como la honestidad, legitimidad y moralidad, siempre en beneficio de la sociedad y promoviendo valores que propicien una vida digna, justa e igualitaria.
Sin embargo, tal como se ha mencionado, la psicología se encuentra aún en una constante lucha por su reconocimiento y aun falta para lograr una verdadera consolidasión en México, lo que se refleja en la falta de acuerdo para crear asociaciones de profesionales que se encarguen de vigilar que todos los profesionales en el área de la psicología cumplan con la certificación adecuada y sobre todo, que como parte de la formación profesional se promueva la importancia de regirse por un código ético, formando psicólogos que además de contar con una formación académica de calidad, cuenten con la formación personal adecuada para ofrecer un servicio de calidad y que beneficie a la sociedad.

Sin embargo considero que cada profesional deberá formarse su propio criterio sobre la forma de abordar la psicología, siempre respaldándose con una metodología adecuada a las condiciones y contexto de su objeto de estudio. Por otra parte debe tenerse en cuenta que el desarrollar investigaciones para fortalecer a la psicología, deben tener siempre como eje rector los principios éticos, que aunque en la actualidad en México no existen mecanismos legales bien definidos y específicos para sancionar la mala practica de los psicólogos , considero que las escuelas y universidades que forman a los futuros profesionales, deben ser una plataforma de utilidad para formación de profesionales éticos. Sobre todo, por que en psicología el objeto y sujeto de estudio siempre serán las personas.
Referencias
American Psychological Association. (2010). Principios éticos de los psicólogos y código de conducta. Recuperado de http://www.proyectoetica.org/descargas/normativas_deontologicas/APA%202010.pdf.
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Colegio De Psicólogos Del Estado De Yucatán, A.C. (2010). Código De Ética Profesional Del Psicólogo. Propuesta Preliminar. Yucatán, México. Recuperado de http://psicologosdeyucatan.org/pdf/informe/propuestacodigo.pdf
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Lafuente Ibáñez, C., & Marín Egoscozábal, A. (2008). Metodologías de la investigación en las ciencias sociales: Fases, fuentes y selección de técnicas. Revista Escuela de Administración de Negocios, 64, 5-18
Sánchez Vázquez, M. (2008). Ética y profesión: la responsabilidad en términos de Prudencia responsable. El caso de la psicología. Fundamentos en Humanidades. Universidad Nacional de San Luis – Argentina., 17, 145-161
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sábado, 13 de junio de 2015
Por Unknown